Que cinco años no es nada

Hola. Si, soy yo. Y vengo a desmentirme a mi misma. Me costó cinco años y, de nuevo, una tremenda y muy angustiante crisis existencial darme cuenta de que soy menos práctica que la escalera de Sprayette.
Aunque la mayoría de las personas que entren a este blog (¡un blog! ¡Dios! ¡Soy Vilma Picapiedra!) conocen mi historia personal, me inspira pensar que alguien más, desconocido, incógnito, lejano, escondido, haya pasado por aquí alguna vez y se pueda haber preguntado qué fue de la chica práctica que, de un momento a otro, desapareció del mapa cibernético.
Por eso decido reflotar este blog (cada vez que escribo "blog" siento que envejezco diez años) y no una alternativa diferente.